El cultivo de maíz en Argentina, al igual que todos los cultivos agrícolas, es hospedante de diferentes especies de insectos fitófagos que invariablemente causan perjuicio económico. En general, de no mediar acciones tendientes a proteger la producción, las pérdidas pueden alcanzar un 30% del potencial de producción del cultivo.
Debido a que cada especie demanda un conocimiento y técnicas específicas, existen diferentes estrategias de manejo de los insectos fitófagos en maíz. Sin embargo, para todas, es fundamental el monitoreo del cultivo en la época probable de ocurrencia de cada una de las plagas. Esta es la herramienta clave para tomar decisiones oportunas y correctas de manejo. Así lo destaca el especialista de la EEA INTA Pergamino, Mariano Luna.
Luna destaca que, pese a su importancia, en Argentina, el monitoreo de insectos en maíz es una práctica escasa. «Si no monitoreamos la densidad de población de las especies plaga en el campo, no hay oportunidad de aplicar un manejo racional. Por lo tanto, se recomienda iniciar el monitoreo incluso antes de que se inicie la siembra. La frecuencia y el método de muestreo dependen de la fase de desarrollo del cultivo, de la plaga en cuestión y del nivel de precisión con que se pretende conducir el manejo. Cuanto mayor sea la frecuencia y el tamaño de la muestra, mejor», recomienda.
Luna destaca algunas de las plagas de gran importancia económica y de mayor frecuencia en el cultivo:
«Oruga militar tardía» Spodoptera frugiperda (Smith)
La plaga número uno del maíz es el gusano cogollero (Spodoptera frugiperda), también llamada «Oruga militar tardía». De hecho, es la especie de Lepidóptero que más contratiempos ha acarreado a los maíces con tecnología Bt. Si bien sus mayores poblaciones se localizan habitualmente en zonas de menor latitud dentro de la región pampeana, actualmente ya existen algunos lotes afectados en la provincia de Buenos Aires», describe Luna al analizar el complejo de plagas que afectan al cultivo de maíz.
Por lo general, a Spodoptera la favorecen las etapas de menores lluvias, aunque Luna aclara que ese factor no es determinante como sucede con otros insectos.
El especialista explica que en el caso del gusano cogollero es recomendable hacer la aplicación de insecticidas si hay un 15% o 20% de las plantas afectadas».
«Orugas cortadoras» (Varias especies)
Otra plaga a considerar en el cultivo de maíz son los gusanos cortadores, que en los estadios iniciales atacan a la planta provocando el corte de la misma al ras del suelo y produciendo el vuelco, provocando pérdidas en el stand de plantas. Estos suelen afectar a los maíces sembrados en el oeste bonaerense, sur de Córdoba, sudoeste de Santa Fe y este de La Pampa, zonas donde predominan las fechas de siembra tempranas. «Pueden reducir a más de la mitad la densidad de plantas si no se los combate a tiempo. No se debe permitir en las etapas iniciales del cultivo de maíz más de una por metro cuadrado. En este caso, no suelen representar un problema en la floración, pero sí desde el inicio del crecimiento hasta V4», detalla Luna.
«Chinche de los cuernos» Dichelops furcatus (F.)
Otra plaga que suele atacar en muchas zonas es la chinche de los cuernos. «Es una chinche fitófaga que puede ocasionar la mortandad en las plantas. También se debe controlar cuando sus poblaciones alcancen de una o dos por metro cuadrado», explica el especialista. Esta plaga está asociada a fechas de siembra tempranas, al igual que las orugas cortadoras.
«Gusano barrenador del tallo» Diatraea saccharalis (F.)
Aunque por causa de la gran área con siembra de maíz Bt la densidad poblacional del barrenador del tallo se redujo significativamente, Luna recuerda que es necesario evaluar el control de los maíces no Bt cuando hay un 10% de presencia de huevos. «Lo que se mide en el barrenador de tallo es la masa de huevos, porque una vez que entra a la planta ya es incontrolable», aclara.
Tecnologías de aplicación
En lo que concierne a las tecnologías de aplicación, el especialista aconseja emplear una correcta calibración de los equipos de modo de garantizar la cantidad de gotas por centímetro cuadrado necesarias para lograr una buena cobertura en el lugar donde se encuentra el insecto. «Es importante cuidar el tamaño de la gota y utilizar coadyuvantes antievaporantes y tensioactivos dependiendo de las condiciones de cultivo y las condiciones ambientales», acota.
Refugios
Muchos son los beneficios atribuidos al cultivo del maíz Bt. Podemos citar la reducción de la aplicación de insecticidas y, por consiguiente, una menor exposición del trabajador y del medio ambiente a dichos productos, así como la facilidad de logística en prácticas culturales, y reducción de las pérdidas por daño causado por la infestación de insectos.
Sin embargo, «el mayor riesgo de esta tecnología está en su utilización de forma inadecuada, pues la mala realización del refugio puede llevar al surgimiento de individuos resistentes, que no son más sensibles a la tecnología Bt», explica Luna.
«La recomendación de Manejo de la Resistencia de insectos es la utilización de área de refugio. Esta recomendación es el resultado del consenso de que el cultivo del maíz Bt en grandes áreas resultará en la selección de biotipos de las plagas resistentes a las toxinas del Bt. Obviamente, el monitoreo de la infestación de las plantas también es importante, pues, dependiendo del híbrido utilizado y de la intensidad de la infestación, el productor puede necesitar adoptar medidas de control complementarias», concluye el especialista de INTA Pergamino. FUENTE
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